Nuestro Cerebro y Su Reacción Ante el Bilinguismo

Los expertos en educación aseguran que los primeros cinco años de vida son cruciales en el desarrollo del lenguaje de los niños, ya que es cuando se desarrolla el 90% de su cerebro. Es el momento idóneo para empezar a hablarle a los niños en más de un idioma si se da el caso de que los padres tienen diferentes lenguas maternas; haciendo esto se consigue que se habitúen a sonidos diferentes y aprendan simultáneamente los dos idiomas.

A medida que vamos avanzando en nuestra edad, nos volvemos bastante más reticentes a improvisar, que es una de las características fundamentales de los niños más pequeños, que no temen arriesgar y exponerse a la nueva lengua de una forma más activa que cuando somos adultos.

En ese sentido, nuestro cerebro reacciona de forma diferente a la hora de aprender nuevos idiomas; de niños, utilizamos mucho más el lado derecho del mismo, siendo más creativos y enfrentándonos al idioma de forma más directa. Por su parte, cuando somos mayores, se emplea más el hemisferio izquierdo, mucho más racional por lo que afrontamos el nuevo idioma desde un punto de vista más reflexivo.

Desde luego, una conclusión en la que han coincidido expertos y profesionales de la lingüística es que los beneficios de ser bilingüe son múltiples para el cerebro, ayudando a formar más materia gris y evitando trastornos asociados a la degeneración por la edad como pueden ser el Alzheimer o la demencia.

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